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viernes, 27 de febrero de 2009

Puebla y Oaxaca, historia de un país productor de pornografía infantil. Desde el poder político y judicial, los pedófilos se fortalecen


viernes, enero 23, 2009

DF - México.- (Lydia Cacho - CIMAC).- Hace tres meses, me buscó la madre de una de las niñas que fuera utilizada, a los 5 años, para fabricar pornografía infantil por la red de Succar Kuri, protegido de Kamel Nacif, de Mario Marín y Emilio Gamboa, entre otros. Con la mirada inundada de desesperanza, con la voz cansada, con la ira colgada de su pecho, me dijo que luego de casi cuatro años de abogados, de juicios, de amenazas de muerte, Succar otra vez quiere que su hija vaya a verlo y declare por enésima vez.Y la niña, ahora de quince años, habla de quitarse la vida si la fuerzan a ir al penal de La Palma a ver a su abusador; si otro juez se atreve a pedirle que narre sus recuerdos de terror infantil. Y la madre dice que si tiene que matar a alguien, pues mata, pero a su hija no la vuelven a llevar a un juzgado.Y menos aun cuando la Suprema Corte avaló la protección de Kamel Nacif y Mario Marín, la protección a la red de pederastas y políticos que se protegen por intereses compartidos, intereses empresariales, políticos, de lavado de dinero. Pero no va a matar a nadie, volverá a su hogar a soñar que algún preso compasivo asesina al pederasta en su celda. Ese es el sueño que le permite dormir, que le da esperanza.A esas madres se suma una más joven, de Oaxaca, llena de orgullo maternal, de dignidad, cuenta una y otra vez las historias. Su mirada muestra cómo su corazón ya está al borde del desconsuelo. Trae consigo los videos –como los traían las víctimas de la red de Succar Kuri-, lleva consigo fotografías y peritajes médicos del daño ocasionado a su bebé por los pederastas. Y habla, y habla para que su país le crea, le crea que aquello que está más que probado, mas que demostrado sí sucedió. Que lo real es cierto.Leticia Valdez Martell, en su periplo agotador por los medios, busca con la fortaleza de una madre arquetípica, que los culpables paguen por eso que se ve en los videos, por violar bebés en una escuela y grabarles para producir pornografía infantil.Mientras ella se atreve a decir la verdad, Ulises Ruiz da órdenes para silenciarla. Según una secretaria del juzgado de Oaxaca, hay órdenes precisas del gobernador para que el caso se dilate, para que no se sigan acumulando pruebas. Órdenes para que se apague el caso en el cual está implicados la propietaria del Instituto San Felipe, Yolanda León Ramírez, su esposo, Hugo Gabriel Constantino, su sobrino y profesor de ese centro escolar, Alan Salvador Pérez Ramírez.Pero no están solos. Han sacado ya de la Procuraduría de Oaxaca doce expedientes de casos similares con los mismos implicados pero a los cuales se suman nombres de agentes de la policía estatal de Veracruz y de Oaxaca. Personajes del PRI estatal y según las fuentes, un pedófilo perteneciente al PRD de esa entidad.Ninguno de esos expedientes tiene seguimiento; no pude averiguar si fue por amenazas a las familias o por falta de respaldo jurídico de las familias para, como suele suceder, hacer su propia investigación; o si fue por una mezcla de ambas.Una y otra vez el periodismo nos recuerda, particularmente las televisoras, con su amarillismo morboso y sus noticieros vacuos, que preguntar no es investigar. Que evitar las preguntas correctas, aunque toquen a los poderosos, no es hacer buen periodismo.Buscar todas las fuentes, escuchar a las víctimas, sí, pero a la vez utilizar sus pistas para seguir a quienes han puesto a las víctimas en semejante situación, es enterar a la sociedad de los entresijos de esa historia.El no ir detrás de los perpetradores para investigar, no buscar y cuestionar a las redes de poder, a todos los actores de la historia, puede nulificar esa realidad y debilitarla, hasta que se convierta en parte del anecdotario de las infamias mexicanas.Si el detalle morboso, no investigado, se repite una y otra vez durante una semana, o un mes, llega a convertirse en un elíxir inmunizante. Hasta que quien escucha cambia la estación, el canal o la página. Algunos le cambian porque no pueden más con la impunidad, otros porque no entienden que la historia de Leticia Valdez no es la de un niño violado y una madre desesperada, es la historia de un México productor de pornografía infantil, de un México donde el robo de niños y niñas se relaciona, en muchos casos, con la explotación sexual. La historia de un país donde desde el poder político y judicial los pedófilos se fortalecen, se une y celebran su poder.Escuchar e investigar la historia de Doña Leticia Valdez, la madre del niño abusado por una red de pederastas y pornógrafos infantiles en Oaxaca, me hace pensar en ella; en sus noches oscuras, en su indignación, en su fragilidad, en sus miedos galopantes. En su esperanza.Leticia Valdez narra una y otra vez aquél ignominioso siete de noviembre de 2006, el día en que descubrió que su hijo fue víctima de violación, cuando en el baño el pequeño se quejaba y suplicaba para no ir más a la escuela.Mientras los medios eluden el tema de fondo. ¿Por qué las otras madres y padres de criaturas violadas por el mismo clan y que producían pornografía infantil, han guardado silencio? ¿Por qué el Procurador General Eduardo Medina Mora insiste en el noticiero de Loret de Mola que las violaciones a los Derechos Humanos denunciadas por Amnistía Internacional son casos individuales?¿Por qué las y los fiscales especiales niegan la existencia de redes de pornografía que las y los periodistas y las propias víctimas demuestran una y otra vez que sí existen? Las redes de impunidad para los grupos criminales no se tejen en silencio, sino a la vista del país entero. Se tejen desde el poder.Cuántas veces más Leticia tendrá que repetir: “Él ya no quería ir a la escuela, ponía resistencia, tenía pesadillas, se escondía, y no dormía. El niño estaba aterrado. Después de ir a terapias dibujó lo que los violadores le hacían, pues lo videograbaron, ahora ya está mucho mejor”. ¿Cuantos millones de madres y padres mexicanos tendrán que salir a los medios a anunciar que abusaron de sus criaturas y que por decir la verdad están bajo amenazas de muerte?
Pederastia, ante la Suprema Corte
¿Por qué el caso Valdez llegó hasta la Suprema Corte de Justicia? No llegó porque haya pruebas suficientes para ser contemplado por el tribunal supremo como un caso ejemplar de abuso sexual infantil; aunque algunos ministros intenten llevar agua a ese molino. Ni llegó porque a la Suprema Corte le interese preguntar a Ulises Ruiz cuál es su papel en el caso de obstrucción de justicia y colusión de servidores públicos. Ni para averiguar por qué cuando los violadores estaban a punto de ser arrestados por agentes federales, la policía estatal impidió el arresto.El caso no llegó a la Suprema Corte porque Ulises Ruiz, gobernador constitucional de Oaxaca, protege indirectamente a la red de pederastas. Ni llegó a la Corte porque uno de los abogados de los pederastas y de sus cómplices es Jorge Franco Jiménez, padre de Jorge Franco Vargas, actual presidente del PRI en Oaxaca.Ni tampoco llegó a la Corte porque los pederastas, que son muchos y muy bien acomodados en el empresariado y en la política oaxaqueña, veracruzana y poblana, aceitaron la maquinaria de la impunidad. Ni a la Corte le interesará el porqué del silencioso proceder de el Secretario General de Gobierno, Manuel Teofilo García Corpus; del Procurador General de Justicia, Evencio Nicolás Martínez Ramírez; del secretario de protección ciudadana, Sergio Segreste Ríos. O del Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Publica, Alberto Alejandro Márquez Moreno.Pero la sociedad no se puede equivocar; el caso no fue atraído por la Suprema Corte porque sea del interés de la mayoría de ministras y ministros, sino porque los abogados de Doña Leticia hicieron bien su trabajo y tienen derecho a impedir que los pederastas queden amparados por la ley y consigan un amparo del Tribunal Superior de Justicia en Oaxaca. Es el trabajo de la Corte revisar ese amparo.Hay que recordar el informe "Infancia Robada: Niñas y niños víctimas de explotación sexual en México". En Acapulco, Cancún, Ciudad Juárez, Guadalajara, Tapachula y Tijuana se estimó que había 4 mil 600 niñas y niños en esa situación en el año 2000; en la Ciudad de México 2 mil 500; en otras zonas como Monterrey, Puebla y León, mil; en otras zonas turísticas importantes como Puerto Vallarta, Cozumel, Playa del Carmen, Mazatlán, Veracruz, Los Cabos, La Paz, Manzanillo, Ixtapa, Huatulco, mil 500. Leticia salvó a su niño, lo escuchó y reaccionó a tiempo.El Gobierno del estado de Oaxaca también salvó a los suyos. Mientras tanto la producción de pornografía infantil "casera" como le llama un agente de INTERPOL, crece bajo el amparo del poder.El Procurador General encontrará argumentos para convertir éste, como millones, en "casos individuales" de violación a los Derechos Humanos. Ignorando el papel que juega la utilización del poder del Estado en defensa de los delincuentes. Pero ya sabemos que a los Derechos Humanos los expulsa de México el Gobierno federal y les escupe en el rostro José Luís Soberanes, el Ombudsman que sueña con llegar a la Suprema Corte; para ello se ha preparado…Los atentados contra Leticia y su familia no quedarán silenciados. La sociedad vigila a Ulises Ruiz y a sus redes que protegen a la pornografía infantil. Una cosa queda clara: Ni Leticia, ni su familia están solas. Millones de mexicanas y mexicanos estamos a su lado. Ulises Ruiz y sus aliados están vigilados por la sociedad.
Nota desde Lima - Perú
La Red Peruana contra la Pornografía Infantil también se suma a las personas e instituciones que alzan la voz para que la impunidad no triunfe. Desde aquí, nuestro apoyo y respaldo a la incansable lucha emprendida por Doña Leticia Valdez y por todas aquellas madres y familiares de niños y niñas que han sido víctimas de abuso y explotación sexual.
La pornografía infantil es un delito brutal que debe ser castigado social y penalmente. La indiferencia ante el dolor y el grito de sus víctimas nos convierte en cómplice del abuso que éstas han sufrido. Por ello, sigamos luchando contra este flagelo. De nuestro lado está la verdad, el honor y la vida.

viernes, 6 de febrero de 2009

El nuevo arzobispo poblano Victor Sánchez Espinoza cuando era niño se escondía para no ir al seminario.


(foto: TV Azteca)

Marisol Córdoba.


“El terminó la primaria y se fue a estudiar el seminario (…) dicen sus tías que era un niño muy obediente (…) que era bueno para los mandados y sencillo muy sencillo (…) que al principio cuando vinieron los padres vocacionistas hasta se escondió, por miedo porque no quería irse al seminario”, recordó en entrevista vía telefónica el padre de la iglesia de Tlancualtican Joaquín Fausto Silva.

“Pero fíjate que Diosito lo fue escogiendo y conservando por buenos caminos”, agregó luego de la designación del que fue su maestro en la materia de liturgia monseñor Víctor Sánchez Espinoza nacido en esa comunidad como nuevo arzobispo de Puebla en sustitución de ahora administrador apostólico Rosendo Huesca y Pacheco.

El padre comentó que al recibir la buena noticia en el pueblo natal de Sánchez Espinoza celebraron los lugareños con el repique de las campanas de la iglesia de su pueblo natal –trilogía barroca del s. XVII–, y platicó con las tías del nombrado arzobispo que lo recuerdan “como un niño obediente y bueno para los mandados”.

El padre lo definió en dos palabras como un “padre y pastor”, y agregó “eso queremos (…) un padre para nuestra diócesis y un pastor que nos sepa guiar en nuestros destinos evangelizadores de la iglesia en Puebla”.

Señaló que la primera petición que le harán será el que en su pueblo natal pueda hacer llegar a otro párroco porque en esta zona existen 18 pueblos y no se da abasto por lo que necesitan otro “padrecito”, afirmó,

El nuevo arzobispo tiene como costumbre celebrar la misa cada año en las fiestas patronales de su comunidad esté donde esté, reveló.

“Monseñor ha llegado hasta ahí porque ha sido un hombre de Dios, le gusta orar y es humilde (…) vieras cuando viene a celebrar la misa a la fiesta patronal porque el tiene por costumbre a pesar de donde esta siempre viene a celebrar la fiesta patronal aquí a las dos parroquias y cuando ven entrar a monseñor Víctor toda la gente lo recibe con aplausos y el va saludando”, comentó.

Señaló que el pasado 5 de enero el clérigo estuvo con ellos pero que ni el mismo sabía de su nuevo nombramiento.

Al ahora arzobispo también lo recuerdan con respeto y cariño en la iglesia de Ocotlán donde oficio misa por más de 25 años.

En entrevista el párroco de la iglesia quien llegó a sustituirlo en el año 2004, Delfino Franco señaló que dejo una gran huella y lo recuerdan como una persona cercana a la gente y con su experiencia les ayudará a entrar a un orden litúrgico para hacer las cosas con un servicio mucho mejor para todos los laicos.

Finalmente comentó que una petición que le haría es que también se fijara en los jóvenes “porque todos somos necesitados pero una palabra para el joven yo creo que le va a hacer muy bien y lo va hacer motivar en su crecimiento en su fe y que acepte el rostro de Jesucristo en su vida”.

Algunos feligreses entrevistados mostraron su alegría ante la designación del “padre Víctor”, como lo llaman por cariño una de las vendedoras de

Una vendedora de antojitos apostada a la salida de la iglesia afirmó que lo conoció desde hace 25 años cuando ella tenía 17 años y les permitió vender y los ayudaba.

“Como él ninguno”, esbozó, cuando era párroco de esta iglesia siempre escuchó y muchas personas se acercaban a él para pedirle ayuda.























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